Las miradas en los pasillos que no se callaban secretos.
Las dos horas frente al espejo para hacerte lucir de aspecto natural.
Las noches en que los sueños se soñaban despierta.
Las veces que lo miraste de reojo mientras él también discimulaba verte.
El día que lo viste empapado en lluvia tal como lo imaginaste.
Las canciones que solían contar todo lo que tú no te atrevías.
Las risas calculadas.
Las noches que te volvían poeta.
Tus pies que olvidaron que debajo había suelo.
El tiempo que a ratos se estancaba en el reloj.
El día que no pudiste esperar para que empiece
porque sabías que en las noches no podías verlo.
La vida que comenzó a ser vida en abril,
se acaba de terminar en agosto.
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palabras entrecortadas y cuerdas rotas